viernes, 27 de agosto de 2010

Discurso de grado I

Primera y penúltima parte de una entrada: un rifirrafe preliminar a un discurso de grados al que en su momento le sobraron adjetivos descalificativos, y que los Atunes osarán publicar sin falta el próximo Domingo.


Señoras y señores, el texto que aparece al final de este correo es el que recibí como discurso de los graduandos para la ceremonia de mañana y, con ánimo de concertar, con el afecto que me acompaña por quienes son miembros del Alma Máter y por Ustedes muy especialmente que son de mi Facultad, y con el debido respeto, les invito a revisarlo en el siguiente sentido: primero, me parece que la escogencia de términos, y espero que sea de términos solamente, creo que no es la más precisa. Entre lo inacabado y lo fracasado hay una diferencia semántica bastante grande y me atrevo a creer que se refería a una necesidad de continuar haciendo y creando y construyéndose para no morir, y no al fracaso que más refiere a la renunia y no al coraje y a la entereza necesarias para continuar; esto me lleva a la segunda observación, que tiene que ver con la connotación, y con todo afecto les recuerdo que el discurso en su conjunto connota de acuerdo con una sumatoria de rasgos distintivos (positivos y negativos) y, la verdad, no comprendo si ese es un sentir colectivo (que bien pudiera serlo y tal vez yo no lo he comprendido), pero también les recuerdo que cuando se hace oratoria -y este es el caso- no se hace sobre las pasiones personales sino para un auditorio –que para esos es la oratoria, los oyentes, ¿no?. Les recuerdo en este sentido, una vez más, que este discurso, que bien puede ser el sentir de los graduando y posiblemente colectivo, está destinado a 280 asistentes a una ceremonia, de los cuales sólo 38 son graduandos, ¿y las familias, y los amigos, y los colegas y todos los demás asistentes?. Tal vez, insisto no es de contenido, es de manera de expresarlas. Finalmente, ya en la reunión les recordaba que este es un acto protocolario y que para hacer discursos para este tipo de eventos, (más en el caso de quien tenga una formación en el campo del lenguaje) conviene revisar los discursos de los grandes oradores, no para copiarlos sino para entender el sentido.

Les copio el texto y los invito a revisar lo dicho y no es con ánimo de censura porque finalmente este es su discurso, lo han hecho por delegación y si quieren así lo leen; es, eso sí, con el respeto por Ustedes y con la consideración por sus invitados:

(PD anticipada: cualquier observación o decisión me la comunican antes de las 9:00 a.m. de mañana 29 de septiembre)

Un saludo afectuoso,


Mario Aguiar.

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Más allá de preguntarse por connotaciones o por significados profundos, la cuestión aquí, señor Aguiar, es qué hace usted leyendo "nuestro" discurso de grados. Y lo pongo entre comillas porque, evidentemente, muchos no se sentirán identificados con él.

De una manera democrática y participativa, de esa de la que las cabezas de la querida Facultad de Comunicaciones se jacta tanto tantas veces, mis compañeros graduandos eligieron la pseudo intelectualidad rancia para que los representara en, tal vez, el único espacio nuestro en la ceremonia.

No le queda bien a usted venir a pedir que lo hagamos más amable, más colorido, más hipócrita. A la Universidad le debemos demasiado, pero muchos no nos sumamos a ese unanimismo del curubito -en el que creo usted se encuentra- donde se piensa que la Facultad es lo único, lo mejor y donde los cartones son demasiado importantes como para untarse del mundo real. ¿Por qué hay qué revisar lo que decimos? ¿Es peligroso que digamos algo "malo" ante el emisario del rector? A pesar de que usted lo niega, suena a censura. Señor Aguiar, en serio no le va ser el mandadero del poder y querer quedar bien ante la mesa principal.

Claro que habría sido mejor otro discurso, uno más crítico frente a otros aspectos, pero este es el que la democracia eligió.

Seremos recordados como promoción por una burda imitación y mezcla de Beckett, Lytorad y Heidegger. Tranquilo que este discurso no partirá en dos el mundo literario: mientras lo leen, muchas mamás se arreglarán el vestido, los hermanitos buscarán en los corredores y las abuelas roncarán. Ese es nuestro problema, no el de la Facultad


Camilo Sixto Baquero M.

Graduando

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tranquilo aguiar, tenes razón. Parece pa un grado de bachillerato jeje.

David Roldán

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Me da un poco de pena con familiares y amigos la calidad de este discurso. En mi opinión, no tiene una estructura definida e intenta disimular con palabras rebuscadas la falta de una idea contundente y reflexiva. Cuando uno lo lee se pregunta si es un texto que acabó de escribir una persona que tiene como labor traducir un poco de realidad para la gente, ¿de qué manera entonces será entendida esa realidad? ¿será que es mejor hablar "BONITO" que decir las cosas como son? ¿qué papel cumplimos entonces como mediadores sociales? No sé, es como triste. Si estuviera en mis manos no quisiera que mis familiares y amigos tuvieran que escuchar un discurso donde (CREO POR LO QUE LEÍ) ni siquiera quien lo escribió plasmó claramente su intención.

Mario, no creo que sea censura y a Camilo en este momento creo que te hizo falta haber asistido a la reunión. Además, como profesionales de una misma cohorte debemos preocuparnos por lo que los asistentes al acto puedan pensar de nosotros como promoción. En lo personal, no me siento representada con este discurso, lastima que el candidato que había postulado no salió favorecido.

Si en algo ha de servir mi mensaje, y no es muy tarde, me gustaría que el discurso fuera otro.


Luz Adriana Ruiz Marín

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Relájese mijo, de malas ellos.

El discurso lo hizo usted y la gente lo eligió, a mi me gusta y me parce bien, aunque un poco denso en términos. Por lo demás me parece apropiado, aunque me gustaría un poco más de critica a los procesos de la Facultad y la perversa manera en que nos "sacaron" por ser de las últimas promociones (y eso se refleja en los cursos, programas y mediocres profesores). Me parece bien, que los idiotas se quejen y ya.


Suerte

Diego Sandoval

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Señor Mario Aguiar,


Con bastante sorpresa recibo el correo que usted, "con ánimo de concertar", le ha enviado a todos los graduandos. Y como soy quien escribió el texto en entredicho no me queda más que participar en esta discusión, una discusión que a estas alturas me parece tan inútil como vergonzosa. ¿A usted le parece que suscitando una discusón así se pueda "concertar"? ¿No le parece mucho más fino haberse dirigido a mí primero, como sugerí en el correo con el que llegó adjunto el discurso en su versión preliminar? Porque bien sabía yo que el texto no era fácil.

Para no empezar con argumentos y explicaciones que no me quedan bien y no quiero expresar, lo primero que le pediría es que les envíe a los graduandos el texto definitivo del discurso -así pierda todo encanto-, y no una versión preliminar, como la que queda reproducida en su mensaje De lo contrario me parece que además de tener cierto regusto demagógico, su correo falta a la verdad. Antes de que eso ocurra no me parece ni útil ni inteligente decir nada más de lo ya dicho.

Con todo le agradezco mucho sus comentarios, y créame que no es ironía,


Esteban Giraldo.

Pd. Estoy de acuerdo con todos los comentarios que ha hecho Camilo Sixto Baquero. Incluso en lo de "seudointelectual", además que se asocie el texto con Beckett, con Heidegger y con Lyotard -a quienes he leído muy poco- es un halago que yo no esperaría.


IMAGEN: ADAM ZYGLIS.

1 comentario:

  1. Recuerdo haber leído tu discurso en el PIT.
    No sabía que había sido tan polémico.

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