Yace sobre mí. Si fuera necesario su cuerpo inerte me escondería. Ni siquiera las sombras aparecen, por falta de luz.
Si no fuera por su celular que insiste en un repique dulce, casi grato, ya lo habría abandonado. Ese teléfono más que sonar, vibra. Siento el temblor, las convulsiones que se transmiten desde el bolsillo izquierdo de la chaqueta. Reemplazo inútil de latidos que igual lo reclaman para este mundo, no para esta calle donde está muerto. Muerto.
Sé bien quién llama con tanta urgencia… ya habrá leído la carta. La respuesta no llegará nunca: no contesto, no contestaré. No puedo. El inocente siempre pierde a la primera.
Espero. Para mí mismo ya llegará la hora. Y sigue el baldío palpitar de teléfono sobre mí, yaciente, donde no me pueden contestar. Eso es todo.
Ya estará llorando. O llorará. Sin mí. Sin el muerto.
ESTEBAN GIRALDO.
hey esta es una invitacion a participar con un texto, este fanzine... ojala le suene
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