lunes, 26 de julio de 2010

La dictadura del poetariado


Se celebra en Medellín la nosecuánta versión del Festival de Poesía. El Colombiano, que en todo hace honor a su nombre, titula tiernamente: “Medellín: la ciudad de los poetas vivos”. Habrá pues poemas como bendiciones papales: a diestra y siniestra en parques, universidades y cerros. Vendrán los nombres impronunciables de siempre a despertar ese gusto por el exotismo tan propio de ciudad pequeña. Se escucharán las consabidas traducciones simultáneas de un dialecto de Mauritania al casto castellano de Antioquia. Volverán las muchachas a decir, durante quince días, que les gustan los hombres interesantes.

Propongo deshacer el juego de palabras y devolver la metáfora a su formulación original: restablecer la sociedad de los poetas muertos. En lugar de hablar cándidamente de poesía luego de una maratón de declamaciones a treinta y cuatro grados sombra, propongo escuchar con atención un poema, escuchar uno solo honestamente, y cambiar el esnobismo de lo nuevo y lo lejano por la lucidez de lo viejo y lo cercano. Evocando a Saint-Amant, propongo no rehuir al brindis con los muertos:

Héteme al linde del otoño, logrado
plenamente, preludio del descenso.
La euforia aún conmigo: corazón desalado
y espíritu burlón e iluso al par:
Amo aún, sueño aún, divago, pienso...
No es oportuno todavía descansar.

Sino seguir pugnando, con humor e indolencia.
No es el crepúsculo, es apenas la media tarde:
no ha llegado el crepúsculo.
Medio día a la zaga —próximo y en vigencia—
caracol resonante, guarda el eco del mar.
Amo aún, sueño aún. Hay mente. Hay músculo.
No es oportuno todavía descansar.

Sino seguir pugnando, sino insistir, desaprensivo:
ni ambicioso ni claudicante... ¡Oxte, melancolía!
Desdeñoso ni acre: siempre alacre —y sarcástico y esquivo—,
seguir pugnando con el viento y la estulticia y el azar.
Amo aún. Sueño aún. Hay fervor y armonía.
No es oportuno todavía descansar.

Sino seguir pugnando, sino insistir, cáustico, sonriente
si cogitante, bufón befante —si filosofista—.
Ni pueril ni senil. Ni didascálico, monitorio ni incongruente.

Seguir pugnando escéptico ante el vacío especular.
Amo aún. Sueño aún. Nada me vence nicontrista
No es oportuno todavía descansar.

León de Greiff, 1949

PABLO CUARTAS.

domingo, 11 de julio de 2010

Trato preferencial


Sintió las manos, las rodillas, los codos; sintió las cinturas y las entrepiernas. Las sintió en sus senos y abajo, en el culo y en el sexo. Sudaba. Montarse a esa hora en el metro equivalía a una solapada violación masiva. Las mujeres quedan preñadas sólo para que les den el puesto –pensó rabiosa–.

Avispada como era, se confeccionó una barriguita de trapo.

Ahora estaba sentándose, despacio, saludando al señor que le había cedido el asiento gracias a su embarazo de utilería.

Luego, en el reflejo del vidrio, un rostro que no reconocía, pero al que conocería desde siempre; era como en un cuento donde se habla de amor. Y era justo eso: el amor.

Había encontrado al padre de sus hijos. Aunque el tipo no tuviera cara de hacerse cargo del parto, la crianza y la vida de lo que crecía o parecía crecer bajo la ropa; aunque fuera sólo entre una estación y otra; aunque fuera un puro reflejo.


ESTEBAN GIRALDO