sábado, 25 de septiembre de 2010

Entrada doble.


Advertencia

En el futuro, los hombres harán las cosas importantes por intermedio de gemelos artificiales, mal llamados clones, como si alimentaran una y otra vez su ego; así podrán dedicarse al ocio, a las artes, a la literatura.

Yo, clon de clon de profeta, se los advierto.


***


Entrevista


– Todo el mundo escribe cuentos. Y no me parece gracia.

– Pero los suyos son muy buenos. ¿Cómo los escribe?

– Así –respondió el otro.


ESTEBAN GIRALDO.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Contra la patronal



Transcribimos, sin permiso del autor, las palabras pronunciadas en el lanzamiento de su primer y único libro.


Buenas noches.


Cuando uno piensa en el libro que no ha escrito, y que desea, a veces cree –a veces se lo cree con delirio rastrero– que puede escribir un buen libro. Ni siquiera una obra maestra o un volumen con vocación de clásico. Nada de eso porque, por supuesto, el delirio no es tanto: a uno le basta con que alcance a ser literatura. Pero siéntese pues a escribirlo.


La lucha es una lucha sindical. Pida el triple a ver si de golpe recibe la mitad de lo que buscaba. Pídase el triple de lo que puede dar. Y sepa que es tres veces más incapaz de lo que creía. Y sin embargo persista. Todavía sigue ahí ese libro bueno que usted quería escribir. Créase Raymond Carver, Quim Monzó, Michel Houellebecq, Clarice Lispector, ay, créase Julio Cortázar. Y dese cuenta de que no es más que usted mismo. Usted es un disparate. Toda la historia del hombre y de la literatura, “de Homero a Lugones” –como dice el tango–, y uno ahí, peleando con la patronal. Y no se trata de propiamente de violencia, se trata de desprecio –que es una violencia todavía más mortal–. Basta leer algún párrafo de algún Capo-Recapo y contrastarlo con alguno de los que usted acaba de escribir para sentir ese desprecio. Hondo, duro. Lo suyo es tan de cuchillerito de baja estofa que da risa. Sin embargo no hay que ponerse a llorar, no se queje, nadie lo mandó a escribir. Y está bien que se sienta mal. Ellos, los capos, también se sintieron así, al principio. En eso sois hermanos. Luego será nuevamente la rabia. El dolor de cada palabra, de cada coma, de cada punto. Porque sí, físicamente duele. Cansa como la maratón. Y si después de todo sigue estando ahí el buen libro que usted quería escribir –y que todavía no ha escrito–, no le quedará otra que continuar, como un autómata, fatal, desvergonzadamente. Y en eso, ojo, se le puede ir la vida.


Llegado el momento es bueno que se rinda. Entregue las banderas, renuncie a sus pretensiones proletarias, firme un armisticio donde todas las cláusulas sean en su contra, declárese culpable, acepte sin réplica su condena de muerte y al final muérase, porque lo ha dejado todo en el papel. Su epitafio será esta pequeña maravilla de 90 páginas. Un libro. A la larga ya no tiene nada que perder. Y no importa que no sea el buen libro que a usted le hubiera gustado escribir, a condición de que sea lo mejor que pudo hacer. Ya ese libro bueno vendrá –o no vendrá– cuando el cuerpo esté listo para otra lucha, para otra batalla. La guerra, compañerito, apenas comienza.


Mientras tanto, haga lo que le decía Kavafis a Antonio: resígnese y sea digno de usted mismo.


Cuando de pronto a medianoche escuches

pasar el invisible tropel

-con admirables músicas y voces-

no lamentes tu suerte, tus obras

que fracasaron, las ilusiones

de una vida que llorarías en vano.


Como dispuesto desde hace tiempo, como valiente

despídete de Alejandría que se aleja.

No te engañes, nunca digas

que fue un sueño, que tus oídos te confunden.

En tan vanas esperanzas no caigas.


Como dispuesto desde hace tiempo, como valiente

como quien fue digno de tal ciudad

acércate a la ventana

y escucha con emoción

no con las quejas y súplicas de los cobardes

la música exquisita de ese tropel divino

y goza por última vez sus sones

y despídete, despídete de la Alejandría que pierdes.


Muchas gracias.


No me queda más que agradecer a mis papás, a quienes está dedicado el libro. A Carlos Gaviria y a Marielita de Hombre Nuevo Editores, por la paciencia. A Susana Aristizábal, por su buen gusto. A José Gallardo, que es Música Inmobiliaria, por su generosidad. A la Alcaldía de Medellín y a la Secretaría de Cultura Ciudadana, por haber cometido la irresponsabilidad de encargarme este libro; les cabe aquella frase de Víctor Hugo, nada menos que en Los Miserables: "Mantenerse en un error austero es una equivocación que respira grandeza". A todos ustedes por estar acá. A los que aun queriendo no pudieron llegar. Esto justifica mi vida.



Esteban Giraldo González

Medellín, 10 de septiembre de 2010.


IMAGEN: FERNANDO VICENTE.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Un acto fallido


Un libro de atún.

La Editorial Hombre Nuevo y la Alcaldía de Medellín -con su programa de becas a la creación artística- han alcahueteado esta vagabundería: literatura adolescente para mayores de 21 años. Un bobo calladito no se nota; y a este le dio por escribir un libro. Bendito sea.

Si quiere ser testigo del absurdo vaya este viernes a las 7 de la noche al Jardín Botánico de Medellín.

Lleve la cédula. Y plata. Y trago. En ese orden, pero al revés.

IMAGEN: Susana Aristizábal


viernes, 3 de septiembre de 2010

Conflicto


El conflicto entre lo que consideramos Imaginario y Real podría librarse en la transformación que hay entre la Animalidad y la Humanidad. Es la eterna lucha entre lo subjetivo y lo objetivo. Sin embargo, los bandos no se han definido. ¿Es lo Subjetivo producto de la imaginación? ¿Es lo Objetivo producto de lo Real? ¿O acaso es al sentido contrario? Sea como sea, la combinación perfecta de lo que se concibe bajo los dos términos la conocemos como Ciencia. Si se mantiene esto cabe preguntarse: ¿La Ciencia es un producto de la Imaginación sobre lo Real o una conquista de Lo Real sobre la Imaginación? Para decirle a muchos que pretendo poner puntos seguidos a manera de suspensivos, no propongo uno final sobre el asunto; excepto unas frases que dan cuenta del conflicto. Las víctimas o bajas que resultan serán representadas al momento en que cada internauta ponga un punto final.

El Hombre fue separado de tus Entrañas, ¿por qué preguntas por algo que conoces?

Me expulsaste, ¿por qué me persigues?

Me ofreciste Todo, ¿por qué ahora me prohíbes?

Me arrebataste Aquello desde el principio, ¿por qué cuestionas mi Búsqueda?

Quieres que encuentre Algo, ¿por qué me lo escondes?

Me trataste como un Juguete, ¿por qué no es Mi turno?

Me hablas de Átomos, ¿por qué no puedo hablar de Monstruos Descomunales?

Si me hablas de Lo Verdadero, ¿por qué no puedo hablar de lo Inconmensurable?

JUAN MANUEL GIRALDO.